No hay rastro, no hay huella de los viejos amores...


lunes, enero 29, 2007

como la muerte que se queda ahí, inerte

como la memoria que duda si se vivió lo que se ha ido


No hay rastro de ti, de aquel que lleno mis horas
de ese nombre que inspiro mis letras, mis insomnios

de ti, que cubriste mi piel llenando mis espacios

contemplando mis estrellas, deshojando mis placeres

Se recrudecen las noches observando la estancia
la cocina sin sus olores buscando compartirse

la lamparita de noche alumbrándome la cama donde escribo

en medio de la contemplación del caos de mis recuerdos


No hay más huella que la interna, la del recuerdo
esa que me dice que si existes es porque yo existo
en la vida que te doy cuando te evoco, cuando te pienso
en las imágenes etéreas de nostalgia en que te pinté

No es, no está, no hay silueta, no hay un rostro

ni siquiera un bosquejo de lo que ha de venir
en estas horas, en este espacio que guarda la espera

de si será que algún día me sonría la vida y vuelva a sentir…

Primera Vez


No digas nada,
por favor no digas nada
solo cierra tus ojos
y deslizate hacia mi
suave, ligera.
Desata las cadenas del pasado
deja los miedos
tus prejuicios y verguenzas.
Mirate, si estas tan bella
asi hoy, a mi lado
estas tan bella.
Olvidate de ayer y de mañana
solo existes tu y yo
y este momento eterno.
Dejame entrar en ti
borracho en tu perfume,
deshojarte despacio
hasta encontrar tu rosa
y besarla en silemcio, enamorado.
Afuera la luna
se derrite en los tejados,
los alamos titilan con la brisa
y un grillo trasnochado
ensaya su concierto.


jano acroy

Mar Muerta...

Mar Muerta.

El deseo de otras eternidades nuevas, esos ojos nuevos para los cielos nuevos
que no llegan, que esperan a las lágrimas que laven los suelos, los sueños y
el rostro tras las máscaras arraigadas con los años, el todo y la nada, …y
todo me vacía desde el inicio con acordes que me guían a la luz.
La carga constante de una mar que no cesa, que no muere pero que ya no
contesta

El lobo y yo

La bestia me consume por dentro; hoy somos de nuevo dos, él y yo, burlándonos,
humillándonos, amándonos sin poder perdonar.
En la noche él se alimenta al amparo del silencioso ruido de mi alma mientras
yo duermo y lo sueño reflejándome en su rostro, en mi igual, en mi hermano,
en mi otro.

La Sed

La Sed me rodea… la bestia dentro de mí alza su voz, me adormece.
Una vez más me hundo en su espiral, la oscura incertidumbre que enmudece mis
latidos sin darme cuenta, seduciéndome hacia lo viejo, lo antiguo donde los
Duendes y las Voces viven, sueñan y ríen, el lugar en que morí y nunca
resucité, hacia el lugar sin fondo.
La tierra firme me reclama y el camino a la luz se pierde en el bosque de
pinos y el libro se borra página por página.

La hora comienza

La hora comienza,
los ciclos terminan mientras me diluyo en el aire.
Todo apunta otra vez a nuevos lugares
aún admitiendo la existencia
del Fantasma del Puerto,
la ternura de tus ojos
-hoy tan humanos como los míos-
y el recuerdo de esta tarde con lluvia en Otoño
me hacen sentir vivo.

…Y si me lloro de gozo contigo???

...Y si me lloro contigo de gozo?


Pálida la sombra de mi corazón
Bajo los recuerdos de mis muertos
Yerta estaba la gana de amar
Con esos rostros deslavados de mis sábanas…

Pálida la sombra de mi corazón
Perdida, abrazada a la nada
Esperando con el alma anudada
Lo que todos olvidan…

Amé,
Lloré,
Callé,

Mis silencios y mi letargo,
Cuadro carente de forma y color
Así la que estaba allí no era yo,
Era la pálida sombra de mi corazón.

¡Qué dolor, que agonía!
Mordazas a mi boca y a los ecos de mi risa
Polvo fino y quedo, resquicio del húmedo beso
Que al abrirse en brazos lo entrega todo

El amar convertido en nostalgia
Cual saeta que al cielo viaja
Sin destino fijo el llanto acalla
Hasta no dejar rastro de sí

Lloré,
Callé,
También olvidé…

Dulce apatía de mirada de mujer
Sin horizonte, sin estrellas
Historias añejas escritas de ayer
Que en su agonía murieron

Se componen las notas
Se comprenden las letras
Se contemplan las estrellas
En el encuentro y suspiro de tu ojos

Callé,
Olvidé,
Encontré…

En el sutil lenguaje de tu corazón
Cada palabra encuentra significado
Cada horizonte guarda un camino
Cada idea un posible destino,

En el sutil lenguaje de tu corazón,
Convergen vida y sentimientos,
Llega una la luz que me invade,
Dejando sin sombras a mi corazón.