como la memoria que duda si se vivió lo que se ha ido
No hay rastro de ti, de aquel que lleno mis horas
de ese nombre que inspiro mis letras, mis insomnios
de ti, que cubriste mi piel llenando mis espacios
contemplando mis estrellas, deshojando mis placeres
Se recrudecen las noches observando la estancia
la cocina sin sus olores buscando compartirse
la lamparita de noche alumbrándome la cama donde escribo
en medio de la contemplación del caos de mis recuerdos
No hay más huella que la interna, la del recuerdo
esa que me dice que si existes es porque yo existo
en la vida que te doy cuando te evoco, cuando te pienso
en las imágenes etéreas de nostalgia en que te pinté
ni siquiera un bosquejo de lo que ha de venir
en estas horas, en este espacio que guarda la espera
de si será que algún día me sonría la vida y vuelva a sentir…